Que seguidor del C. D. Lealtad, no recuerda la histórica fecha en el club maliayo, del 26/05/2014. Aquel día, tras 120 minutos de juego, se llegaba a una tanda de penaltis en la que surgió enormemente la figura de Javi Porrón. Previamente, poco antes de terminar la primera mitad, Pablo Espina, lograba igualar la eliminatoria para los maliayos, después de haber perdido en el Ciudad de Puertollano por un gol a cero.
Durante la segunda parte, ambos conjuntos lucharon enconadamente por hacerse con las riendas del partido pero el marcador, no se alteraría. Lo que sí cambió durante estos segundo 45 minutos, fue el balance de fuerzas de los unos y los otros, pues, Edu, jugador de los locales, era expulsado por el colegiado por salir del campo (debajo de donde nosotros nos encontrábamos), expulsión que también recibía el entonces técnico villaviciosino, Javier Rozada.
Comenzada la prórroga, el Lealtad, se aferraba a su fe, sus ganas y su espíritu combativo para seguir creyendo en el milagro; un milagro que con algo más de quince minutos por delante se veía más lejano después de una nueva expulsión, en esta ocasión, la de Piniella. Los del Puertollano no inquietaban demasiado pero al disponer de dos hombres más sobre el terreno de juego, la titánica labor de alcanzar como mínimo la tanda de penaltis parecía esfumarse. Ayudó a ello y de que manera, la absurda expulsión de un jugador visitante, al pegarle un balonazo intencionado a un espectador y llevando con ello la lógica expulsión. De este modo, se llegó a los lanzamientos desde el punto fatídico.
La jornada previa al encuentro, al finalizar el entrenamiento, Javier Rozada y Hernán Pérez, su ayudante, por si se diera la situación, decidieron en la misma portería que se realizaron los disparos desde los 11 metros, practicar con sus jugadores; los hubo que al igual que en el momento necesario, los bordaban, otros los menos, parecían tener plomo en los pies a la hora de golpear el balón, mientras que un tercer grupo, casi mandaban los balones a la población cercana de Bedriñana.
Capítulo aparte fue la actuación del portero del Lealtad en esta tanda que podía y de hecho llevó a su club, el C. D. Lealtad, a la gloria del ascenso. Los tres primeros lanzamientos de cada equipo finalizaron en el fondo de las mallas; tiraban primero los visitantes, cuarto lanzamiento y Porrón con una gran estirada después de adivinar hacia donde iría el esférico, logra desviar la pelota. La algarabía en el campo de Las Callejas por parte de la afición local era total, Javi Rozada, intentaba poner calma en las filas de sus jugadores sobre el terreno de juego, un momento no apto para cardiacos, algo que dio mucha mas esperanza tras ver como el posterior penalti villaviciosino se convertía en la cuarta diana, si Porrón acertaba a detener el siguiente, se acabó, el ansiado ascenso se lograba. Y así fue, esta vez, lanzándose hacia el lado contrario que el anterior, volvía a evitar que los visitantes prolongaran al menos, el sufrimiento en las huestes villaviciosinas. El verde campo de Las Callejas, se convirtió entonces una zona donde correr, reir, llorar, saltar, fue todo uno para los jugadores, cuerpo técnico, directiva y seguidores del C. D. Lealtad.
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